viernes, 8 de diciembre de 2017

¿POR QUÉ CONSTRUIR VIVIENDA DE INTERÉS SOCIAL?

Redacción Repentina

La vivienda de interés social (VIS) surge con el objetivo de contribuir a mejorar la calidad de vida de las familias con menos recursos económicos a través del acceso a mejores condiciones habitacionales y de entorno.

Antes de formular el diseño de una VIS es preciso tener conocimiento de las necesidades, aspiraciones y posibilidades económicas de las familias; es decir se deben analizar cómo se componen los grupos familiares a los que se dirige el proyecto. Sin embargo, adquirir una casa de interés social no resulta ser un buen negocio.

De acuerdo con las investigadoras de la Universidad Autónoma Metropolitana, (UAM), María Concepción Huarte y Teresa Esquivel Hernández, las casas de interés social a partir del año 2000 incumplen con las características de funcionalidad y necesidades de los habitantes. Es decir, no satisfacen los requerimientos de espacio y seguridad de las familias, pues son construcciones en masa pensadas en el costo y no en la utilidad que tendrán, según la opinión de las especialistas.

Las constructoras y el gobierno anteponen el costo de las viviendas a las necesidades habitacionales, pues son construidas para ocupar el mínimo de espacio requerido y al menor precio, sin importar que para las personas sea casi imposible habitarlas.

En el año 2012 el gobierno registró la cifra récord de 6.6 millones de viviendas. Esta cifra fue superior a la meta que se había establecido en el Plan Nacional de Desarrollo 2007- 2012; sin embargo, el dato cuantitativo no corresponde a los resultados cualitativos.

El sitio en el que se ubican las viviendas genera la exclusión de familias de bajos ingresos en zonas urbanas y rurales; es decir, estos lugares se vuelven difíciles de habitar por su lejanía con los centros de trabajo, escuelas o comercios, los habitantes pierden de dos a tres horas al día en trasladarse, hecho que resulta desgastante. Todo hombre, mujer, joven y niño tiene derecho a acceder y mantener un hogar, con la seguridad de que puedan vivir en paz y con dignidad.



En un principio quienes adquirían su casa con créditos del Infonavit o Fovissste consideraban que estaban adquiriendo un espacio propio y con mayor seguridad, pero luego el lugar cambió de una serie de construcciones estéticas a la construcción desordenada -sin permisos- de más pisos para contar con mayor espacio.  Esto afecta la seguridad y reduce el valor de la propiedad, por lo tanto, las expectativas de los compradores desaparecieron y diversas problemáticas fueron en aumento. Si se construye para la gente es preciso entonces verdaderamente pensar en ellos antes que otra cosa. 

Fotografía: cortesía

viernes, 1 de diciembre de 2017

EL PEDREGAL DE SAN ÁNGEL, ARQUITECTURA EMBLEMÁTICA DE LA CIUDAD DE MÉXICO

Redacción Repentina 

El terreno que fascinó a grandes arquitectos y artistas como Luis Barragán, Dr. Atl, Mathias Goeritz, Jesús Reyes, Diego Rivera, Max Cetto, entre otros; lleva el nombre de Pedregal de San Ángel. Este terrero ha jugado parte importante en la historia de la nación, previo a la erupción del volcán Xitle -que provocó la desaparición de todo un asentamiento prehispánico- la demarcación contaba con templos y centros ceremoniales.

La arquitectura distintiva de esta zona forma parte de la imagen de nuestra ciudad desde que, en 1948, inspirado por el paisaje volcánico, el arquitecto Luis Barragán ideó la construcción del fraccionamiento “Jardines del Pedregal”.

Esta parecía ser una zona distinta a la común dentro de la Ciudad de México debido a los restos de piedra volcánica que dejó el Xitle. Así, el Pedregal de San Ángel fue pensado como un lugar residencial de descanso fuera de la vida capitalina y además como un sitio para alejarse de la contaminación, del tráfico y de todos los distractores que había traído consigo la modernidad,  la industria del entretenimiento y el consumo. En la construcción, las casas tendrían que adaptarse a la naturaleza, condición determinante de los estilos neocoloniales, neogóticos o neocalifornianos que se produjeron durante muchos años en la parte centro de la capital.

El proyecto se realizó en dos fases: la primera, en la que Luis Barragán dirigió las gestiones y el diseño urbano de esta área rocosa; y la segunda fase, en la que otros  arquitectos de renombre como Francisco Artigas, Félix Candela, Fernando Luna, Enrique del Moral, Enrique Castañeda, José María Buendía, Raúl Fernández, entre otros, participaron en la creación de viviendas fantásticas.

Lo anterior es una de las razones por las que esta zona residencial es tan valorada y por las que es considerada parte del patrimonio natural y arquitectónico del país. Además, estas construcciones han dejado una huella en el cine mexicano de los años setenta y ochenta donde reconocidos actores como Pedro Infante, Silvia Pinal y Mauricio Garcés dejaron registro de esta arquitectura a través de sus películas. 

Sin embargo, la urbanización de la capital y la explotación del suelo han puesto en peligro al Pedregal de San Ángel. Hoy el Pedregal se integra a la vida capitalina. En él emergieron edificios habitacionales u oficinas que ocuparon el lugar de alguna casa representativa de aquel movimiento arquitectónico que vio nacer al fraccionamiento. El Pedregal de San Ángel se fue transformando y con estas modificaciones desaparecieron algunas casas tradicionales, así como el ideal de que la arquitectura coexistiera con la naturaleza.






 Fotografía: cortesía

viernes, 17 de noviembre de 2017

PROGRAMAS DE SERVICIO SOCIAL DONDE EL ARQUITECTO DESEMPEÑA UN ROL FUNDAMENTAL

Redacción Repentina

En el aula “Mario Pani” de la Facultad de Arquitectura, el 17 de octubre pasado, investigadores y estudiantes se dieron cita en el 11° encuentro titulado, “Arquitectura, paisaje natural, imagen urbana y sustentabilidad” para presentar proyectos de investigación en los que participan alumnos de servicio social.

Entre estos programas se encuentra inscrito el Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad (LANCIS), cuyo objetivo es llevar a la práctica los postulados de las ciencias de la sostenibilidad, con el fin de vincular el conocimiento científico con los procesos de planeación y generar políticas públicas relacionadas con los grandes problemas del país en esta materia.

Otro de los programas lleva el nombre de “Estudios de impacto ambiental y desarrollo de estrategias sustentables para el tratamiento biológico de aguas y suelos sustentables” que se dedica a la creación de humedales artificiales y es coordinado por el Dr. Víctor Manuel Luna Pabello, adscrito al Laboratorio de Microbiología Experimental del Departamento de Biología de la Facultad de Química de la UNAM. Uno de los proyectos realizados por este programa fue el humedal artificial en el lago del Bosque se San Juan de Aragón; en el que participaron académicos y estudiantes de la Facultad de Química, Ingeniería, Arquitectura y Ciencias.

“El objetivo era que (el humedal) fuera funcional y estético”, refirió el Dr. Luna. Esta es una de las aportaciones que puede realizar el estudiante de arquitectura: la tarea de idear un diseño compatible con el entorno.

Antes de iniciar la construcción del humedal es preciso definir sus características y para ello se requirió conocer el tipo de suelo sobre el cuál se iba a construir, la superficie disponible para su instalación, la cantidad de agua requerida para sanear y la calidad que se deseaba obtener.

Un tercer programa de servicio social, cuyo eje de trabajo es Mecánica y Energía bajo la dirección del Dr. David Morillón Gálvez quien estudió la licenciatura y el doctorado en ingeniería y la maestría en arquitectura. Este programa tiene por objetivo desarrollar conocimiento y formación de recursos humanos mediante la investigación en los temas de mecánica, energía, así como temas relacionados. Ello  con el objetivo de resolver problemas reales. En él participan carreras como Ingeniería Industrial, Actuaria, Arquitectura, Física, Ingeniería Mecánica Eléctrica, entre otras.


Participar en este tipo de programas de servicio social le proporciona al estudiante el contacto estrecho con la realidad, social, económica y cultural del país; asimismo, le permite poner en práctica los conocimientos adquiridos en su vida académica, le brinda conocimiento y experiencia.

Fotografía: Facultad de Química / Facultad de Arquitectura

viernes, 3 de noviembre de 2017

¿REFUGIO O PRISIÓN? A MAYOR POBLACIÓN, MENOR EL NÚMERO DE METROS CUADRADOS

Redacción Repentina

La ciudad es un sitio donde predominan industrias y servicios, por lo que debe poseer una gran infraestructura para cubrir las necesidades de la alta densidad de población que en ella se concentra. La gente emigra del campo a las ciudades en busca de mejores oportunidades de trabajo y mayor salario; al mismo tiempo es un centro donde convergen mayor variedad de opciones para el esparcimiento y recreación (museos, parques, conciertos, tiendas departamentales, etc). Es este uno de los motivos por los que vivir en la ciudad se convierte en una opción atractiva para inmigrar.

La Ciudad de México alberga 8,918,653 de habitantes según el censo poblacional del año 2015 realizado por el INEGI (Instituto Nacional de Geografía y Estadística). Esta cifra la posiciona en el segundo lugar a nivel nacional de las ciudades con mayor número de habitantes. A nivel global, entre las ciudades más pobladas del mundo, según datos de la ONU del año 2014, están: Tokio con 37 millones, Delhi con 24 millones, Shangai con 22 millones y, en cuarta posición, la Ciudad de México con 20 millones, sólo precede a Sao Paolo por diez mil habitantes.

Es pertinente entonces la pregunta: ¿dónde cabe tanta gente? Y, ¿cómo vive? La respuesta parece ser: reduciendo el espacio por persona. Las viviendas se adaptan a las necesidades demográficas y crean lugares más “asequibles”. En Brasil surgió un proyecto de nombre Vitacon house en el que se otorga 19m2 para vivir. Esto implica la búsqueda y construcción de muebles que se adapten para realizar diferentes necesidades en un mismo; por lo que, al menos hoy día, un departamento que demanda cierto tipo de muebles no lo hace asequible a todos.

¿Es calidad de vida desarrollar actividades como dormir, comer, leer y ver televisión en el mismo cuarto de tamaño reducido? No hay espacios de transición como mediadores entre los ambientes que permitan diferenciar una actividad de otra. Al mismo tiempo que las articula, se trata entonces de áreas compartidas. El espacio es estrecho y permite prácticamente realizar una actividad a la vez y obliga a mantener organización todo el tiempo. Se congestiona el espacio urbano. En este sentido, los sitios para vivir deberían no sólo ser adecuados en tamaño, sino también reducir al mínimo las tensiones psicológicas y sociales.


Nuestra ciudad no se queda atrás en este fenómeno. Entre los diez grandes proyectos de construcción en la Ciudad de México (en los que se invirtió un mínimo de 500 millones y hasta 169 mil millones de pesos, y que estarán listos para el 2018) la mayoría son edificios de vivienda y oficina, ubicados algunos en Lomas de Santa Fe, Polanco y San Ángel; principales centros de actividad financiera y empresarial.

Fotografía: cortesía 



viernes, 27 de octubre de 2017

MEDICINA PARA EL ALMA. EL ARTE EN EL CENTRO MÉDICO NACIONAL

Redacción Repentina

La exposición, Medicina para el alma. Integración plástica en el Centro Médico Nacional, organizada por el Archivo de Arquitecto Mexicanos y gracias al Fondo Enrique Yáñez, representa un documento valioso; una recopilación del trabajo hecho por este arquitecto, registro de una etapa muy importante de su vida y obra.

El artista plástico José Chávez Morado se refiere al concepto de integración plástica como “la identificación de la forma y contenido, un proceso social en el que el contenido más auténtico de la época se manifiesta en todas las artesanías y, consecuentemente, en las plásticas, creando por medio de ellas una forma estética común a todas las técnicas”.

El arquitecto Enrique Yáñez recibió el proyecto de la construcción del Centro Médico Nacional, en el que anteriormente trabajó el arquitecto Enrique de la Mora. A mediados de los años cincuenta, Yáñez presentó su plan arquitectónico para el conjunto y, además, un plan de decoración artística. Para el levantamiento del proyecto además de ser útil el edificio, precisaba ser bello y cumplir así la necesidad espiritual de quienes acompañan al enfermo. Es por ello que Enrique Yáñez otorgó gran importancia a la intervención plástica, lo que es patente en los edificios donde no sólo se observa la alusión a la contribución científica a la sociedad, sino también, el efecto que el arte produce en los usuarios cuando interactúan con el espacio artístico espiritual.

Las obras para la intervención plástica del Centro Médico Nacional, de acuerdo con Enrique Yáñez, se orientaron por la corriente realista de la tradición plástica mexicana. En esta integración plástica hay ocho puntos principales: la policromía armónica (dualidad de colores que permiten integrar todos los edificios independientemente de su tamaño, altura o ubicación); elementos ornamentales arquitectónicos (celosias y mayólica); esculturas en alto y bajo relieve; decoración pictórica mural interior y exterior; monumentos escultóricos; jardines; iluminación y luminotecnia; y la integración de otros elementos formales
Es doloroso entrar a un hospital, pero es más doloroso para quien acompaña al enfermo. En consecuencia, el arquitecto Yáñez proyectó que debían decorarse muros y plafones de las salas de espera por ser sitios donde el arte puede coadyuvar más eficazmente a la obra de prevención por fuerza de su belleza y mensaje. El artista trabaja conjuntamente con el arquitecto.

En el cuerpo de aulas del edificio médico quirúrgicas están presentes diez temas en que radica el clímax de la exposición que se ubica en el vestíbulo de la FA y es el centro perfecto de la integración plástica: (1) el paraíso perdido y el temor del hombre a la naturaleza; (2) los sacrificios de las civilizaciones prehispánicas a los dioses en búsqueda de la salud; (3) la ciencia y la hechicería; (4) el comienzo de la atención hospitalaria y la asistencia pública; (5) la alegoría al trabajo; (6) el estado mexicano y la seguridad social; (7 y 8) la medicina contemporánea; (9) la medicina preventiva; (10) alegoría del progreso humano y el futuro médico. 




viernes, 20 de octubre de 2017

LOS ESTRAGOS DE LOS TERREMOTOS

Redacción Repentina

El terremoto ocurrido el 19 de septiembre de 1985 sacudió la realidad mexicana desde sus profundidades y obligó a la población a reconstruir la memoria de la ciudad a partir de la marca que dejó la catástrofe. En la Ciudad de México se desplomaron miles de edificaciones a causa del sismo y sus réplicas. Edificios icónicos como El Centro Médico Nacional Siglo XXI en Av. Cuauhtémoc, La Torre Insignia en Tlatelolco; el Hotel Regis en Av. Juárez, lugar donde ahora se encuentra la Plaza de la Solidaridad en conmemoración a las víctimas de aquel terremoto, son algunos de los que sufrieron los estragos del movimiento telúrico esa mañana de septiembre de 1985.

El pueblo pobre, pero rico en solidaridad, vio caer construcciones que formaban parte de su identidad. El Hotel Regis, por ejemplo, era sitio donde tomaban cita políticos, artistas, y estrellas internacionales. Emblema de glamour, fama, poder y fortuna; sin embargo, la estructura ahora forma parte de la memoria histórica de los ciudadanos que la vivieron antes de su descenso. Esta resignificación de los espacios que sufrió nuestra ciudad cargó el peso del pasado que quedó entre los escombros.

Dichas reconstrucciones no trataron repetir lo que hasta entonces se había hecho, sino rectificar la forma de edificar y cambiar el curso de la historia de México. La Torre Insignia, también conocida como Torre Banoras, obra del arquitecto Mario Pani, fue inaugurada como sede de la administración del conjunto habitacional Tlatelolco; sin embargo, tras el terremoto, el edificio decayó y posteriormente cerró. Luego de 26 años, fue remodelada por una empresa estadounidense.

Los mexicanos hemos sido siempre grandes constructores y las distintas ciudades de México a lo largo de la historia -la azteca, la novo-hispana y la del siglo XX- nos han dejado monumentos admirables. Pero tras el sismo del 85, la tarea de reconstrucción y restauración era inminente y había una vez más que levantar al país. La ciudad revivió y se transformó.

32 años después, en la conmemoración del aniversario del terremoto de 1985, la tierra volvió a hacerse presente con un nuevo terremoto, esta vez de 7.1 grados de intensidad que dejó a su paso al menos 40 edificios derrumbados y otros miles con daños severos en la CDMX. Ahora, es necesario, una vez más, reconstruir a México. Sin embargo, se presenta una urgecia aún mayor: repensar la ciudad.

Reconstrucción no implica cometer los mismos errores y regresar a la urbe en que vivíamos hasta el 19 de septiembre pasado. Estamos ante una oportunidad de reinventarnos, de sacar el mayor aprendizaje de lo derruido y transformar a la ciudad en un lugar habitable y seguro. Ante esto, y a un mes de la tragedia, ¿cuál es nuestra tarea como sociedad civil?, ¿cuál la de los arquitectos?

Contra la naturaleza no se puede luchar, pero sí podemos estar prevenidos y que los desastres naturales nos dejen un impacto mucho menor.

Fotografía: cortesía


martes, 3 de octubre de 2017

DIEGO VILLASEÑOR. ARQUITECTURA QUE COEXISTE CON LA NATURALEZA

Redacción Repentina

Diego Villaseñor, nacido en Guadalajara, Jalisco, es arquitecto por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y reconocido internacionalmente gracias a grandes obras arquitectónicas como la Casa los Cabos en Baja California Sur; Casa Rocas Rojas en Puerto Escondido, Oaxaca; La lagartija, en Valle de Bravo, Estado de México; La Casa Papelillos en Punta Mixta, Nayarit; entre muchas otras. Villaseñor es considerado mediador entre el hombre y la naturaleza, sustantivo en el que recae la filosofía que unifica sus obras y, al mismo tiempo, le otorga su característica peculiar como creador: la naturaleza como protagonista.

En entrevista con el arquitecto, por la escritora Elena Poniatowska, Villaseñor evoca una imagen en la que recuerda, desde pequeño, tras dibujar una iglesia, su mamá supo que él sería un talentoso arquitecto; sin embargo, la filosofía del diseñador se superpone a cualquier altivez que bien podría llegar a tener al crear edificaciones que son notables en el mundo de la arquitectura:    “…La naturaleza compone todo con su infinita generosidad”1. Diego Villaseñor crea una armonía entre el estilo de vida y la naturaleza; es por ello que, para realizar un proyecto, entiende al cliente, pero sobre todo, entiende el sitio y el espíritu del lugar, por lo que, además de habitar las casas se puede admirar el entorno.

Uno de los personajes que impulsó a Diego Villaseñor es el arquitecto Luis Barragán quién le enseñó otra forma de ver a México. A causa de eso, sus obras se distinguen por retomar la mexicanidad, además de hacer arquitectura para la gente, Villaseñor logra que el sitio tenga la capacidad de que, al adentrarse en él, la piel se erice y los ojos queden embelesados por la maravilla del lugar.

El arquitecto se rige por cuatro premisas al pensar y realizar una edificación: que funcione, que tenga sentido emocional, que sea bella (con buena luz y armonía) y que tenga arquitectura de muros. Todo ello, hace de Diego Villaseñor un proyectista que genera vanguardia e identidad, que crea y piensa en lugares para que la gente pueda sacar lo mejor de sí en el sentido emocional, físico y espiritual; y que además logra fundir con sutileza en un paisaje natural, las construcciones y pese a ello siguen teniendo un realce.


1 Poniatwoska, Elena, Diego Villaseñor: uno de los 100 mejores arquitectos del mundo, En La Jornada, Opinión, 29 de mayo de 2016


Fotografía: Diego Villaseñor, Arquitecto http://www.dva.com.mx/


viernes, 25 de agosto de 2017

ADUEÑARSE DE LOS ESPACIOS EN FAVOR DE LA CALIDAD DE VIDA

Redacción Repentina

Apoderarse de los espacios públicos con el afán de mejorar la calidad de vida de los capitalinos amerita la reducción del uso del automóvil. En este sentido, la Norma Técnica para la Reducción de Estacionamientos para Automóviles en la capital del país que entró en vigor el pasado 11 de julio del presente año, encabezada por el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, propone un límite máximo de cajones de estacionamiento, lo que se traduce en espacio aprovechado por y para las personas en lugar de privilegiar al automóvil.

Existe gran desigualad de distribución en los espacios públicos, donde imperan los lugares destinados a vehículos motorizados frente a las áreas de recreación o para peatones y ciclistas. La expectativa es que si existe un menor número de cajones para estacionarse, la cantidad de coches circulando se reducirá y con ello mejorará la calidad del aire, mejorando así la calidad de vida. Además se promueve el incremento de infraestructura para transporte público y medios alternativos como la bicicleta.

En el concurso Menos cajones, más ciudad, convocado por el Instituto de Políticas para el Trasporte y el Desarrollo (ITDP por sus siglas en inglés), en conjunto con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), resultó ganador de la categoría “Profesional”, el proyecto “En busca del espacio prometido”, una propuesta para transformar en un lugar habitable, un estacionamiento ubicado en la calle Roma número 39 de la Colonia Juárez y ser aprovechado por las personas, lo que permitiría el disfrute de la vida para los capitalinos adueñándose de sus espacios. Dicho proyecto fue planteado por un equipo conformado por egresados de la Facultad de Arquitectura de la UNAM.

Otra propuesta, también de estudiantes de esta universidad, para que los capitalinos se adueñen de la ciudad, fue la del Centro de Cultura Urbana “La Escalera” que resultó ganadora en la categoría “Estudiantes”. Su proyecto consiste en reutilizar un estacionamiento ubicado en la calle de Hamburgo número 13 de la Colonia Juárez con el fin de promover las producciones intelectuales. Retoman las artes visuales para la generación y el intercambio referentes a la cultura urbana y así aprovechan los edificios que ocupan espacios que pueden ser mejor utilizados por la población.


Gracias al acotamiento de lugares destinados para los automóviles se pretende desalentar su uso y así incrementar los espacios públicos urbanos donde se establecen formas de relación ciudadana con mayor libertad de circulación utilizando opciones como andar a pie, montar en bicicleta, o el uso del transporte público. Al respecto, el jefe de gobierno aclaró que esta nueva norma para la reducción de estacionamientos para automóviles, tendrá un beneficio para los capitalinos al destinar espacios para una población creciente. 

Si quieres leer más sobre este tema, consulta la Repentina abril 2017

 Fotografía: cortesía


viernes, 4 de agosto de 2017

LA ALAMEDA CENTRAL, EL PRIMER JARDÍN DE LA CIUDAD DE MÉXICO

Redacción Repentina

En la Ciudad de México, existen jardines que representan grandes momentos en la historia de nuestro país, tal es el caso del jardín de Netzahualcóyotl en Texcoco, el Paseo de la Alameda durante la época virreinal y el Parque México, creado después de la Independencia. Aquí nos centraremos en la historia de la Alameda Central. 



Este paseo fue construido en el año de 1592 por el virrey Luis de Velasco, quien solicitó al Ayuntamiento que se creara un sitio de esparcimiento y ornato para la ciudad. Se le dio el nombre de Alameda gracias a los álamos que se plantaron en el terreno. Y con el tiempo se convirtió en el jardín más llamativo y antiguo de América Latina. Durante la época colonial, fue el sitio de recreación favorito de la alta sociedad, por lo que se puso una reja que impidiera el paso de personas de las clases bajas.
La Alameda Central fue el primer jardín y paseo de la capital y a lo largo de su historia ha sufrido grandes cambios. Durante el siglo XIX, se sustituyeron los álamos, a los que debe su nombre, por sauces y fresnos y se secaron las acequias que la rodeaban. Se retiró, además, la barda que la cerraba, lo que la convirtió en un centro de reunión y paseo popular. En 1853 se construyó la fuente central y en 1892, se alumbró con luz eléctrica.
Cabe mencionar que al transcurrir del tiempo la Alameda fue decayendo y sus usos se modificaron. Al finalizar el mandato del Virrey que la mandó construir, la población la usaba como un lugar para que pastaran sus caballos. En otro tiempo, en este jardín se ubicó la hoguera de la Inquisición.

Algunos años más tarde, durante la dinastía de los Borbón en España, Felipe V, encargó que se construyeran varias fuentes y se sembraran nuevos árboles en la Alameda tratando de imitar la belleza de los jardines de Versalles. Además encargó al virrey de la Nueva España que él mismo debería asegurarse de que el jardín se conservara en buen estado. 

Así en 1775, el virrey Carlos Francisco de la Croix ordenó algunos cambios importantes al paseo de la Alameda. Se ampliaron las calzadas laterales con lo que la forma cuadrada que había tenido hasta entonces, se tornó rectangular, además mandó a construir cuatro fuentes nuevas. 
De esta manera y al paso de los años, la Alameda Central se ha convertido en uno de los sitios más importantes de la Ciudad de México. Punto de referencia para quienes la visitan y punto de encuentro de sus habitantes. Un lugar en el que ha quedado plasmada parte de nuestra historia; que lo mismo ha sido visitado y admirado por personajes como Carlota Amalia de Bélgica, esposa de Maximiliano de Habsburgo y ha servido de inspiración para artistas como Diego Rivera.


En este sentido es pertinente revisar el texto que aparece en Repentina junio-julio 2017  donde se trata el tema de los jardines históricos en el paisaje urbano actual. En él se explica que su importancia se debe a dos razones: la primera, que estos jardines generalmente son olvidados y vistos como espacios residuales por lo cual no se les da el mantenimiento adecuado; la segunda, es que los vemos como algo aislado del paisaje urbano, cuando en realidad son parte de él. 

Fotografía: México en fotos, Consultado en: http://www.mexicoenfotos.com/mobile/ 




viernes, 28 de julio de 2017

PASEO DE LA REFORMA, UNA HUELLA EN NUESTRA HISTORIA

Redacción Repentina

En nuestro país existen varias avenidas que han dejado una huella en su historia. Una de ellas, en la Ciudad de México, es la Avenida Paseo de la Reforma, no sólo por la zona en la que se construyó, sino por las transformaciones que ha sufrido a través del tiempo y sobre todo por la riqueza cultural y artística que ofrece. Su trazo actual, desde la Fuente de Petróleos hasta la Glorieta de Peralvillo se considera un museo vivo que alberga esculturas, glorietas, piezas ornamentales obras de arte y mobiliario urbano. A esto se le suman las manifestaciones, conciertos y celebraciones que se han llevado a cabo en ella y que la han convertido en un sitio emblemático.

Paseo de la Reforma es una avenida que ha tenido grandes cambios con el transcurrir del tiempo, lo que la hace un relato
urbanístico de la Ciudad de México. Hace más de 150 años fue concebida como un camino que uniría al Castillo de Chapultepec con el Palacio Imperial y el centro de la Ciudad. A esta calle, Maximiliano de Habsburgo, la nombró Paseo del Emperador y corría a lo largo de 3.4 kilómetros.

La siguiente transformación que vivió fue durante la presidencia de Benito Juárez al renombrarla, Paseo Degollado en memoria del general Santos Degollado, muerto al final de la Guerra de Reforma. Posteriormente, en 1872, Sebastián Lerdo de Tejada la rebautizó con el nombre de Paseo de la Reforma, que conserva hasta nuestros días.

Por su antigüedad e importancia el INAH considera al corredor de Reforma como Zona de Monumentos Históricos. El tramo de la primera sección del Bosque de Chapultepec posee un alto valor histórico y arqueológico, además de que ahí se encuentran esculturas y piezas de arte que ya forman parte de su imagen. Por otra parte en el tramo que va de la Estela de luz a Bucareli es donde se concentra la mayor cantidad de bienes culturales y es donde se encuentra el trazo original de esta avenida.

De entre las más destacadas obras que alberga Paseo de la Reforma, encontramos las 37 esculturas de personajes ilustres de la Reforma y las glorietas de la Columna de la Independencia, la de Cuauhtémoc, la de Cristóbal Colón y la de la Fuente de la Diana Cazadora. Por supuesto, está rodeada de edificios que son representativos para México como la Bolsa Mexicana de Valores, la Torre Mayor y más recientemente la Estela de luz.


Por esto y mucho más Paseo de la Reforma es un icono de la Ciudad de México que alberga bienes culturales, los cuales deben respetarse y preservarse, pues nos hablan de partes fundamentales de la historia de nuestro país.  

Fotografía: cortesía

viernes, 7 de julio de 2017

LA TORRE INSIGNIA DE TLATELOLCO

Redacción Repentina

En los años sesenta Mario Pani Darqui diseñó y construyó La Torre Insignia de Tlatelolco en la Ciudad de México,  edificio perteneciente al Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco, el mayor de los complejos residenciales diseñados por este arquitecto mexicano.

El edificio, por su tamaño, ocupó el segundo lugar de entre las construcciones de mayor altura en México, después de la Torre Latinoamericana y fue considerado uno de los 5 edificios más altos de la misma época.

Cabe destacar que la Torre Insignia, con su característica forma de prisma triangular, se convirtió en un referente de la arquitectura de la Ciudad de México. Además, en su época fue utilizada como sede del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (BANOBRAS), y de la Secretaria de Educación Pública.

La Torre Insignia tiene 127 metros de altura y 25 pisos, el último de los cuales fue pensado como un mirador. A lo largo de su historia se ha convertido en parte fundamental de Tlatelolco, además de que su imagen representa a la estación del Metro del mismo nombre.
Antes de ser construida el terreno donde se encuentra dejaba ver la falta de orden social, por lo que  su diseño fue pensado por Mario Pani como una forma de erradicar esto. La idea principal era que el edificio se convirtiera en un sello del conjunto habitacional y que inspirara hacia la regeneración y el progreso.

Así como la Torre Insignia convirtió un sitio inhóspito en un distintivo de una zona de la ciudad, hay otras que se han deteriorado y transformado por diferentes tipos de circunstancias.

En la nota ¿Qué motiva la trasformación de nuestra ciudad? de la edición de diciembre del 2015 de Repentina se resalta la importancia que tienen los espacios transformados, ya que en la actualidad los proyectos arquitectónicos son adquiridos para inversiones nacionales y extranjeras a través de entornos económicos e irregulares.

Con esto, los arquitectos buscan la manera de crear lugares y modos de habitar que proyecten la situación económica y política en la que se encuentra el país con el objetivo de obtener una “práctica critica de la arquitectura” y así, lograr que las creaciones arquitectónicas sean funcionales en las ciudades correspondientes.

Consulta la Repentina diciembre 2015 para conocer más sobre el tema de las transformaciones en la ciudad. 



Fotografía: cortesía


viernes, 30 de junio de 2017

AQUITECTURA SOCIAL. CONSTRUCCIÓN POR LAS COMUNIDADES QUE MÁS LO REQUIEREN

Redacción Repentina

La arquitectura social es un referente de la unión de esta disciplina con otras como las  ciencias sociales y políticas. Esta combinación crea una apertura para buscar solución a  problemas que afectan a una comunidad a través de proyectos que promuevan el mejoramiento de los servicios en dichas comunidades.

En México,  se ha viso un incremento en los arquitectos partidarios de esta filosofía, quienes proyectan en pro de la creación de espacios con los que se pueda generar un cambio social.  Esto se debe a la marcada necesidad de potencializar el desarrollo social, buscar ser menos agresivo con el medio ambiente y así brindar una mejor calidad de vida.

Durante la participación de México en la Bienal de Arquitectura de Venecia 2016 se presentaron diversos trabajos de los despachos: Arquitectos Artesanos y RootStudio de Oaxaca. Las características principales de éstos es modificar las formas de construcción y la implementación de eco-materiales.

El proyecto con el que participó el despacho Arquitectos Artesanos fue “Mujeres de arcilla”, trabajo que resultó de la labor conjunta y las enseñanzas de Juan José Santibáñez a las mujeres de la sierra Mixteca de Oaxaca. Ellas aprendieron a hacer adobes y así lograron construir 16 viviendas. Por su parte, la arquitecta María Santibáñez realizó un manual con el cual se reflejara la experiencia de los habitantes de aquel sitio.

Desde 1990 en el despacho del arquitecto Juan Casillas y Guillermo Galindo se han enfocado en desarrollar proyectos sustentables. Para ello, se enfocan en usar materiales locales o reutilizables como el PET, además del aprovechamiento de la luz solar y la captación de agua pluvial.  Un ejemplo de sus proyectos lo encontramos en San Jerónimo Tlacochahuaya, Oaxaca.

Este tipo de construcciones están modificando los objetivos de la arquitectura para así ayudar a las comunidades con recursos económicos escasos y beneficiar al ecosistema en el que se encuentran. Por su parte, la UNAM a través del Laboratorio Activo de Arquitectura Social en Comunidades, del taller “Carlos Leduc” y el Colectivo Universitario de Arquitectura Aplicada del taller “Max Cetto” se han preocupado por crear construcciones enfocadas al bienestar social y el cuidado de los recursos naturales.

Uno de sus proyectos más recientes es la creación de un aula gastronómica en Pinotepa, Oaxaca. En las mesas de trabajo sobre arquitectura social y participativa, el equipo del taller "Max Cetto" comentó que formar parte de estos grupos es de gran importancia pues complementa la formación académica de los alumnos. En la Repentina mayo 2017 conocerás más sobre el desarrollo de estos proyectos en la UNAM y cuál es la situación actual de este tipo de arquitectura dentro de la Universidad.


Fotografía: cortesía

viernes, 23 de junio de 2017

EL CECUT, ESFERA DE LA CULTURA DE TIJUANA

Redacción Repentina

En octubre de 1982 se inauguró el conjunto de edificios del Centro Cultural Tijuana (Cecut), diseñado por los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez y Manuel Rosen Morrison. Obra que se ha convertido en un icono de aquella ciudad, representante de modernidad y nacionalismo mexicano.

Ordenado e inaugurado por el expresidente José López Portillo, el proyecto a cargo de Ramírez Vázquez y Rosen Morrison se diseñó como un inmueble esférico que funcionara además como un espacio de proyección Ominimax (lo que hoy se conoce como Cine IMAX).

El espacio debía estar acondicionado para albergar presentaciones de diversa índole y su diseño debía representar un hito en la cultura de una ciudad donde la migración y el encuentro entre culturas es constante y hasta característico. Para con ello infundir un sentimiento nacionalista en los habitantes de Tijuana.

El Cecut fue edificado a partir de 1980 en un predio propiedad del Gobierno Federal ubicado en una de las avenidas principales de la ciudad. Y aunque el conjunto incluye más edificios, es el Domo, conocido popularmente como “La Bola”, el que llama la atención de los visitantes y se ha convertido en referente del Cecut.

Se elaboró una memoria escrita sobre la obra para celebrar los 30 años de su construcción, para la cual el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes entrevistó a los arquitectos encargados del proyecto.

Entre sus declaraciones, Ramírez Vázquez afirmó que el diseño fue pensado tanto para atraer a nuevos visitantes como para los tijuanenses. Por su parte, Rosen Morrison explicó que la forma de este Centro está basada en las salas esféricas para proyecciones que existen en países como Canadá y Estados Unidos.

Una de las características de estas edificaciones es la acústica. Para esto se utilizó un sistema de dobles pasillos laterales, los cuales tiene la doble función de evitar que las personas que lleguen tarde interrumpan y además sirven como elemento acústico.

Otro ejemplo del cuidado de este aspecto en centros culturales es el de Tlaxcala. Durante la presentación del libro editado por la Facultad de Arquitectura Centro de las Artes de Tlaxcala, Antigua Fábrica de Hilados y Tejidos de San Luis”, el arquitecto Eduardo Saad Eljure, encargado del aspecto acústico del proyecto, explicó que se debe aislar perfectamente las paredes para evitar sonidos externos. En el caso del Centro Cultural Tijuana los dos paneles evitan el sonido de las personas que entran tarde .


En Repentina de abril de 2017 puedes conocer un poco más sobre este tema, y los detalles de la restauración y la creación del Centro Cultural de Tlaxcala.



Fotografía: cortesía