Redacción Repentina
En
octubre de 1982 se inauguró el conjunto de edificios del Centro
Cultural Tijuana (Cecut),
diseñado por los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez y Manuel Rosen
Morrison. Obra que se ha convertido en un icono de aquella ciudad,
representante de modernidad y nacionalismo mexicano.
Ordenado
e inaugurado por el expresidente José López Portillo, el proyecto a
cargo de Ramírez Vázquez y Rosen Morrison se diseñó como un
inmueble esférico que funcionara además como un espacio de
proyección Ominimax (lo que hoy se conoce como Cine IMAX).
El
espacio debía estar acondicionado para albergar presentaciones de
diversa índole y su diseño debía representar un hito en la
cultura de una ciudad donde la migración y el encuentro entre
culturas es constante y hasta característico. Para con ello infundir
un sentimiento nacionalista en los habitantes de Tijuana.
El
Cecut fue edificado a partir de 1980 en un predio propiedad del
Gobierno Federal ubicado en una de las avenidas principales de la
ciudad. Y aunque el conjunto incluye más edificios, es el Domo,
conocido popularmente como “La Bola”, el que llama la atención
de los visitantes y se ha convertido en referente del Cecut.
Se
elaboró una memoria escrita sobre la obra para celebrar los 30 años
de su construcción, para la cual el Consejo Nacional de la Cultura y
las Artes entrevistó a los arquitectos encargados del proyecto.
Entre
sus declaraciones, Ramírez Vázquez afirmó que el diseño fue
pensado tanto para atraer a nuevos visitantes como para los
tijuanenses. Por su parte, Rosen Morrison explicó que la forma de
este Centro está basada en las salas esféricas para proyecciones
que existen en países como Canadá y Estados Unidos.
Una
de las características de estas edificaciones es la acústica. Para
esto se utilizó un sistema de dobles pasillos laterales, los cuales
tiene la doble función de evitar que las personas que lleguen tarde
interrumpan y además sirven como elemento acústico.
Otro
ejemplo del cuidado de este aspecto en centros culturales es el de
Tlaxcala. Durante
la presentación del libro editado por la Facultad de Arquitectura
“Centro
de las Artes de Tlaxcala, Antigua Fábrica de Hilados y Tejidos de
San Luis”, el arquitecto
Eduardo
Saad Eljure, encargado del aspecto acústico del proyecto, explicó
que se debe aislar perfectamente las paredes para evitar sonidos
externos. En el caso del Centro Cultural Tijuana los dos paneles
evitan el sonido de las personas que entran tarde .
En
Repentina de abril de 2017 puedes conocer un poco más sobre este
tema, y los detalles de la restauración y la creación del Centro
Cultural de Tlaxcala.
Fotografía: cortesía
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