jueves, 5 de septiembre de 2019

MÉXICO, HACIA EL DÍA CERO DEL AGUA

Redacción Repentina


Acciones cotidianas como beber un vaso de agua, tomar una ducha, lavar trastes, regar las plantas o lavar la ropa, parecen tan naturales que pocas veces nos detenemos a pensar en todo lo que tiene que pasar antes de que el agua llegue a nuestras casas. De la misma manera, pasan inadvertidos los momentos en que la desperdiciamos. Ello representa una gran dificultad para las sociedades actuales, al grado de que en múltiples ciudades del mundo se habla, desde hace algunos años, de conceptos como “día cero” y “estrés hídrico”, los cuales hacen referencia a una grave y preocupante problemática: nos estamos quedando sin agua.

De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), México se encuentra en el séptimo lugar a nivel mundial en extracción de agua. En este sentido, para nuestro país el día cero representa un reto inminente si continuamos con los mismos hábitos de consumo y la forma en que se desperdicia este líquido. Pero, ¿qué es el día cero? Se trata de la fecha en que el suministro libre de agua termina y el acceso a ésta comienza a racionarse. La población tiene derecho a una porción diaria de agua y no tiene acceso a más.

Tal problema es una realidad en nuestro país –especialmente en estados como Baja California Sur, Guanajuato y la Ciudad de México- desde hace tiempo. Actualmente en la CDMX vivimos una de las mayores crisis en torno al abastecimiento del recurso hídrico con agravantes como su alta densidad de población, el desperdicio ocasionado por infraestructura en mal estado u obsoleta, la sobreexplotación de los mantos acuíferos, el ineficiente tratamiento de las aguas residuales, el desaprovechamiento del agua de lluvia y la inequitativa distribución del líquido entre la población, entre otros.

Resulta sorprendente el alto consumo de agua por cada habitante de la ciudad, que asciende a 320 litros diarios; más de la que recomienda la ONU (de 50 a 100 litros diarios), y de lo que consumen los países europeos. Además, del hecho de que se desperdicia entre el 35 y 40% del agua, tanto  que en infraestructura pública como en nuestros hogares.

Así, el reto para toda la población de esta ciudad es comprender que el agua es un recurso finito y escaso; que contar con ella significa un gran costo ambiental y económico para todos, y que es nuestro deber cuidarla en todas las formas posibles para retrasar la llegada del día cero e incluso, lograr revertirlo.

Imágenes: World Resources Institute