viernes, 20 de octubre de 2017

LOS ESTRAGOS DE LOS TERREMOTOS

Redacción Repentina

El terremoto ocurrido el 19 de septiembre de 1985 sacudió la realidad mexicana desde sus profundidades y obligó a la población a reconstruir la memoria de la ciudad a partir de la marca que dejó la catástrofe. En la Ciudad de México se desplomaron miles de edificaciones a causa del sismo y sus réplicas. Edificios icónicos como El Centro Médico Nacional Siglo XXI en Av. Cuauhtémoc, La Torre Insignia en Tlatelolco; el Hotel Regis en Av. Juárez, lugar donde ahora se encuentra la Plaza de la Solidaridad en conmemoración a las víctimas de aquel terremoto, son algunos de los que sufrieron los estragos del movimiento telúrico esa mañana de septiembre de 1985.

El pueblo pobre, pero rico en solidaridad, vio caer construcciones que formaban parte de su identidad. El Hotel Regis, por ejemplo, era sitio donde tomaban cita políticos, artistas, y estrellas internacionales. Emblema de glamour, fama, poder y fortuna; sin embargo, la estructura ahora forma parte de la memoria histórica de los ciudadanos que la vivieron antes de su descenso. Esta resignificación de los espacios que sufrió nuestra ciudad cargó el peso del pasado que quedó entre los escombros.

Dichas reconstrucciones no trataron repetir lo que hasta entonces se había hecho, sino rectificar la forma de edificar y cambiar el curso de la historia de México. La Torre Insignia, también conocida como Torre Banoras, obra del arquitecto Mario Pani, fue inaugurada como sede de la administración del conjunto habitacional Tlatelolco; sin embargo, tras el terremoto, el edificio decayó y posteriormente cerró. Luego de 26 años, fue remodelada por una empresa estadounidense.

Los mexicanos hemos sido siempre grandes constructores y las distintas ciudades de México a lo largo de la historia -la azteca, la novo-hispana y la del siglo XX- nos han dejado monumentos admirables. Pero tras el sismo del 85, la tarea de reconstrucción y restauración era inminente y había una vez más que levantar al país. La ciudad revivió y se transformó.

32 años después, en la conmemoración del aniversario del terremoto de 1985, la tierra volvió a hacerse presente con un nuevo terremoto, esta vez de 7.1 grados de intensidad que dejó a su paso al menos 40 edificios derrumbados y otros miles con daños severos en la CDMX. Ahora, es necesario, una vez más, reconstruir a México. Sin embargo, se presenta una urgecia aún mayor: repensar la ciudad.

Reconstrucción no implica cometer los mismos errores y regresar a la urbe en que vivíamos hasta el 19 de septiembre pasado. Estamos ante una oportunidad de reinventarnos, de sacar el mayor aprendizaje de lo derruido y transformar a la ciudad en un lugar habitable y seguro. Ante esto, y a un mes de la tragedia, ¿cuál es nuestra tarea como sociedad civil?, ¿cuál la de los arquitectos?

Contra la naturaleza no se puede luchar, pero sí podemos estar prevenidos y que los desastres naturales nos dejen un impacto mucho menor.

Fotografía: cortesía


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