La
ciudad es un sitio donde predominan industrias y servicios, por lo
que debe poseer una gran infraestructura para cubrir las necesidades
de la alta densidad de población que en ella se concentra. La gente
emigra del campo a las ciudades en busca de mejores oportunidades de
trabajo y mayor salario; al mismo tiempo es un centro donde convergen
mayor variedad de opciones para el esparcimiento y recreación
(museos, parques, conciertos, tiendas departamentales, etc). Es este
uno de los motivos por los que vivir en la ciudad se convierte en una
opción atractiva para inmigrar.
La
Ciudad de México alberga 8,918,653 de habitantes según el censo
poblacional del año 2015 realizado por el INEGI (Instituto Nacional
de Geografía y Estadística). Esta cifra la posiciona en el segundo
lugar a nivel nacional de las ciudades con mayor número de
habitantes. A nivel global, entre las ciudades más pobladas del
mundo, según datos de la ONU del año 2014, están: Tokio con 37
millones, Delhi con 24 millones, Shangai con 22 millones y, en cuarta
posición, la Ciudad de México con 20 millones, sólo precede a Sao
Paolo por diez mil habitantes.
Es pertinente entonces la pregunta: ¿dónde cabe tanta gente? Y, ¿cómo vive? La
respuesta parece ser: reduciendo el espacio por persona. Las
viviendas se adaptan a las necesidades demográficas y crean lugares
más “asequibles”. En Brasil surgió un proyecto de nombre
Vitacon house
en el que se otorga 19m2 para vivir. Esto implica la búsqueda y
construcción de muebles que se adapten para realizar diferentes
necesidades en un mismo; por lo que, al menos hoy día, un
departamento que demanda cierto tipo de muebles no lo hace asequible
a todos.
¿Es
calidad de vida desarrollar actividades como dormir, comer, leer y
ver televisión en el mismo cuarto de tamaño reducido? No hay espacios de transición
como mediadores entre los ambientes que permitan diferenciar una
actividad de otra. Al mismo tiempo que las articula, se trata
entonces de áreas compartidas. El espacio es estrecho y permite
prácticamente realizar una actividad a la vez y obliga a mantener
organización todo el tiempo. Se congestiona el espacio urbano. En
este sentido, los sitios para vivir deberían no sólo ser adecuados
en tamaño, sino también reducir al mínimo las tensiones
psicológicas y sociales.
Nuestra
ciudad no se queda atrás en este fenómeno. Entre los diez grandes
proyectos de construcción en la Ciudad de México (en los que se
invirtió un mínimo de 500 millones y hasta 169 mil millones de
pesos, y que estarán listos para el 2018) la mayoría son edificios
de vivienda y oficina, ubicados algunos en Lomas de Santa Fe, Polanco
y San Ángel; principales centros de actividad financiera y
empresarial.
Fotografía: cortesía
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