viernes, 3 de noviembre de 2017

¿REFUGIO O PRISIÓN? A MAYOR POBLACIÓN, MENOR EL NÚMERO DE METROS CUADRADOS

Redacción Repentina

La ciudad es un sitio donde predominan industrias y servicios, por lo que debe poseer una gran infraestructura para cubrir las necesidades de la alta densidad de población que en ella se concentra. La gente emigra del campo a las ciudades en busca de mejores oportunidades de trabajo y mayor salario; al mismo tiempo es un centro donde convergen mayor variedad de opciones para el esparcimiento y recreación (museos, parques, conciertos, tiendas departamentales, etc). Es este uno de los motivos por los que vivir en la ciudad se convierte en una opción atractiva para inmigrar.

La Ciudad de México alberga 8,918,653 de habitantes según el censo poblacional del año 2015 realizado por el INEGI (Instituto Nacional de Geografía y Estadística). Esta cifra la posiciona en el segundo lugar a nivel nacional de las ciudades con mayor número de habitantes. A nivel global, entre las ciudades más pobladas del mundo, según datos de la ONU del año 2014, están: Tokio con 37 millones, Delhi con 24 millones, Shangai con 22 millones y, en cuarta posición, la Ciudad de México con 20 millones, sólo precede a Sao Paolo por diez mil habitantes.

Es pertinente entonces la pregunta: ¿dónde cabe tanta gente? Y, ¿cómo vive? La respuesta parece ser: reduciendo el espacio por persona. Las viviendas se adaptan a las necesidades demográficas y crean lugares más “asequibles”. En Brasil surgió un proyecto de nombre Vitacon house en el que se otorga 19m2 para vivir. Esto implica la búsqueda y construcción de muebles que se adapten para realizar diferentes necesidades en un mismo; por lo que, al menos hoy día, un departamento que demanda cierto tipo de muebles no lo hace asequible a todos.

¿Es calidad de vida desarrollar actividades como dormir, comer, leer y ver televisión en el mismo cuarto de tamaño reducido? No hay espacios de transición como mediadores entre los ambientes que permitan diferenciar una actividad de otra. Al mismo tiempo que las articula, se trata entonces de áreas compartidas. El espacio es estrecho y permite prácticamente realizar una actividad a la vez y obliga a mantener organización todo el tiempo. Se congestiona el espacio urbano. En este sentido, los sitios para vivir deberían no sólo ser adecuados en tamaño, sino también reducir al mínimo las tensiones psicológicas y sociales.


Nuestra ciudad no se queda atrás en este fenómeno. Entre los diez grandes proyectos de construcción en la Ciudad de México (en los que se invirtió un mínimo de 500 millones y hasta 169 mil millones de pesos, y que estarán listos para el 2018) la mayoría son edificios de vivienda y oficina, ubicados algunos en Lomas de Santa Fe, Polanco y San Ángel; principales centros de actividad financiera y empresarial.

Fotografía: cortesía 



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