Redacción Repentina
La arquitectura del
siglo XXI está cada vez más enfocada hacia el tema de la sustentabilidad, por
lo que muchos arquitectos han buscado nuevas formas y materiales de
construcción, entre ellos se encuentran la paja, arcilla, tierra y materiales
de reúso como botellas de cristal o plástico.
A este tipo de obras se le conoce como
bioconstrucción, que es la edificación que se realiza con el menor impacto
ambiental posible, que tiene ventajas como el ahorro de energía y agua, son más
económicas y sanas, debido a que los materiales de construcción son menos
tóxicos.
Este sistema fue usado desde tiempos inmemorables y se
usaron por décadas hasta desaparecer con las nuevas formas de construcción
urbanas, sin embargo en la actualidad se ha retomado esta técnica por las
aportaciones sostenibles que brinda. Uno de los objetivos más importantes que
tiene la bioconstrucción, es la edificación de un hogar natural que sea amable
con el medio ambiente y que ayude a combatir el cambio climático, ya que
materiales naturales como el bambú, absorben dióxido de carbono.
En la Sierra Gorda de Querétaro, se llevó a cabo el
proyecto La Casita Ecológica de Margarita Pedraza, que consta en la
construcción de cabañas con materiales como adobe, cob, bajareque, paja y
arcilla. Según Pedraza, son construcciones muy económicas, “con 100 mil pesos puedes
hacer una casita pequeña”.
El arquitecto Felipe
Mendoza Hinojosa, egresado de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, también
utilizó la bioconstrucción y diseñó en el Ajusco una casa con paredes de paja y
tierra; los muros cuentan con botellas incrustadas que emiten destellos
polícromos de luz al interior.
La casa es abastecida de agua por medio de un sistema
de recolección pluvial y tiene un techo de dos aguas que permiten que la luz
entre de forma natural gran parte del día, lo que garantiza un ahorro
importante de energía.Conoce más sobre el proyecto del arquitecto Felipe Mendoza en Repentina Marzo 2016
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