Durante los meses que
ha durado la crisis por la pandemia de COVID-19, entre las muchas alteraciones que
ha experimentado nuestra vida cotidiana, quizás la que más hemos resentido es la que afecta a la
manera de relacionarnos con otras personas. Puesto que se trata de una
enfermedad de la que aún se sabe poco, sin un tratamiento específico y sin la
creación una vacuna que se vislumbre en el futuro cercano, una de las mejores formas
de protegernos y evitar así el contagio, ha sido, y será por algún tiempo más, el
distanciamiento social.
Tanto en países que
implementaron una cuarentena obligatoria para toda su población, como en otros
con medidas menos restrictivas, ha sido necesario crear recordatorios y señales
para que las personas atiendan las indicaciones de mantener distancia entre sí.
Si vamos a una farmacia o un supermercado, por ejemplo, es muy seguro que encontremos
en el suelo algún cartel o señal indicándonos dónde debemos pararnos para no
tener contacto con otros clientes.
Asimismo, a través de
las redes sociales nos han llegado imágenes de cómo alrededor del mundo se han
colocado señales en espacios públicos, supermercados y transportes, para
establecer la distancia entre los usuarios como medida sanitaria. Muestra de
ello es la cuenta de Instagram, @tape_measures,
que presenta una recopilación de imágenes de espacios públicos y
establecimientos donde se ha recurrido a cintas adhesivas para realizar dichas
señalizaciones.
Así, la cinta adhesiva ha tomado el papel de elemento arquitectónico y de señalética ante la transformación urbana de la que somos testigos. No obstante, estas soluciones emergentes deberán ser un parteaguas para que diseñadores, arquitectos y urbanistas se involucren en la tarea de repensar conceptualmente las señales urbanas, así como el diseño y organización de los espacios públicos para adecuarlos a las necesidades de nuestra nueva forma de vivirlos tras esta situación excepcional.
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