
En efecto, la inclinación
hacia las viviendas sigue siendo tendencia, pero cada una de ellas presenta su
propio reto. Diseñar una casa implica construir el lugar más íntimo de una
persona o familia, donde posiblemente pueden ser ellos mismos al 100%. Para que
esto ocurra se debe tener un estudio previo de las necesidades del cliente para
transformarlas en ideas y finalmente plasmarlas en espacios. De ahí que el
arquitecto se convierte en la herramienta que entiende al usuario y materializa
su visión.

Gracias a la exploración en las
necesidades de las nuevas generaciones, se han propuesto formas de vivienda distintas
a las conocidas en el pasado. Se ha visto en años recientes que para aquellas
personas que pertenecen a la llamada Generación Z, la necesidad de adquirir una
vivienda de gran tamaño ya no es tan importante ni tan fácilmente accesible. Contrario
a lo que ocurría con las generaciones anteriores, estas personas prefieren viajar
para conocer otras culturas o incluso dentro de sus países, prefieren mudarse
de barrio o ciudad, antes que establecerse en una sola casa toda su vida; de igual
manera, formar una familia ya no es una prioridad.

En conclusión, la vivienda
siempre será una tipología en constante evolución y los arquitectos tendrán la
tarea de adaptarse a dichos cambios, siempre con la idea de escuchar y atender
las necesidades del usuario para poder lograr ese espacio soñado.
Fotografías: ArchDaily