¿Existen maneras de que la arquitectura de calidad llegue a todos los
sectores sociales? Esta pregunta que emerge de la columna del Arq., y maestro
en teoría crítica, Lorenzo Rocha publicada en la Revista Código, el pasado 7 de noviembre de 2018, resuena en la
gran cantidad de ejemplos en que la población mexicana de escasos recursos
encuentra, además, limitado su acceso a una vivienda digna.
Si bien es cierto que son pocos los casos en que arquitectos dedican su
trabajo a crear vivienda asequible que
atienda las necesidades de este sector de la población, también es posible
encontrar ejemplos de instituciones educativas, públicas y, más recientemente, despachos
de arquitectura que muestran su interés por dicha problemática.
De acuerdo con el Arq. Rocha, a partir de los años 70 surgieron los
primeros impulsores de la práctica de la arquitectura social, como es el caso
del plan de estudios del Autogobierno en la UNAM; el sistema modular de la
Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco, junto con su Taller de
Vivienda Popular, y la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA) del
Instituto Politécnico Nacional. Posteriormente, nació el programa de “Renovación
Habitacional” para apoyar en la reconstrucción de las zonas más afectadas luego
del terremoto de 1985. Asimismo, numerosas instituciones educativas, entre
ellas la UNAM, han realizado proyectos de reconstrucción para los estados de Morelos,
Oaxaca y Puebla, y para algunas zonas de la CDMX, como Xochimilco, dañados por
el sismo del 19s.
Igualmente, desde la academia se han realizado esfuerzos por poner de
manifiesto los contenidos sociales dentro del estudio de esta disciplina. El
Dr. Alberto González Pozo (Premio Nacional de Arquitectura 2018) ha impulsado
estos temas desde hace más de 50 años; así como los arquitectos Jorge Andrade y
María Isabel Arbesú, quienes han transmitido la importancia de estos temas a
sus alumnos de la UAM-X, desde hace 33 años.
Instituciones públicas como el Infonavit y la Sociedad Hipotecaria Federal
(SHF), por su parte, han creado programas como “Mejorando la unidad” y “Un
cuarto más”, impulsado con apoyo de la Secretaría de Desarrollo Agrario,
Territorial y Urbano (SEDATU), para contribuir al mejoramiento de la vivienda y
evitar el hacinamiento de las familias.
Finalmente es relevante la acción de arquitectos como Rozana Montiel, quien ha colaborado en el programa "Un cuarto más"; Óscar Hagerman, que lleva a cabo proyectos en los
que promueve la participación de las comunidades y aprende de sus técnicas de
construcción; así como Tatiana Bilbao, quien desarrolló un proyecto modular de
viviendas para personas de escasos recursos en el estado de Coahuila.
Información y fotografías: Revista Código
No hay comentarios:
Publicar un comentario