viernes, 25 de agosto de 2017

ADUEÑARSE DE LOS ESPACIOS EN FAVOR DE LA CALIDAD DE VIDA

Redacción Repentina

Apoderarse de los espacios públicos con el afán de mejorar la calidad de vida de los capitalinos amerita la reducción del uso del automóvil. En este sentido, la Norma Técnica para la Reducción de Estacionamientos para Automóviles en la capital del país que entró en vigor el pasado 11 de julio del presente año, encabezada por el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, propone un límite máximo de cajones de estacionamiento, lo que se traduce en espacio aprovechado por y para las personas en lugar de privilegiar al automóvil.

Existe gran desigualad de distribución en los espacios públicos, donde imperan los lugares destinados a vehículos motorizados frente a las áreas de recreación o para peatones y ciclistas. La expectativa es que si existe un menor número de cajones para estacionarse, la cantidad de coches circulando se reducirá y con ello mejorará la calidad del aire, mejorando así la calidad de vida. Además se promueve el incremento de infraestructura para transporte público y medios alternativos como la bicicleta.

En el concurso Menos cajones, más ciudad, convocado por el Instituto de Políticas para el Trasporte y el Desarrollo (ITDP por sus siglas en inglés), en conjunto con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), resultó ganador de la categoría “Profesional”, el proyecto “En busca del espacio prometido”, una propuesta para transformar en un lugar habitable, un estacionamiento ubicado en la calle Roma número 39 de la Colonia Juárez y ser aprovechado por las personas, lo que permitiría el disfrute de la vida para los capitalinos adueñándose de sus espacios. Dicho proyecto fue planteado por un equipo conformado por egresados de la Facultad de Arquitectura de la UNAM.

Otra propuesta, también de estudiantes de esta universidad, para que los capitalinos se adueñen de la ciudad, fue la del Centro de Cultura Urbana “La Escalera” que resultó ganadora en la categoría “Estudiantes”. Su proyecto consiste en reutilizar un estacionamiento ubicado en la calle de Hamburgo número 13 de la Colonia Juárez con el fin de promover las producciones intelectuales. Retoman las artes visuales para la generación y el intercambio referentes a la cultura urbana y así aprovechan los edificios que ocupan espacios que pueden ser mejor utilizados por la población.


Gracias al acotamiento de lugares destinados para los automóviles se pretende desalentar su uso y así incrementar los espacios públicos urbanos donde se establecen formas de relación ciudadana con mayor libertad de circulación utilizando opciones como andar a pie, montar en bicicleta, o el uso del transporte público. Al respecto, el jefe de gobierno aclaró que esta nueva norma para la reducción de estacionamientos para automóviles, tendrá un beneficio para los capitalinos al destinar espacios para una población creciente. 

Si quieres leer más sobre este tema, consulta la Repentina abril 2017

 Fotografía: cortesía


viernes, 4 de agosto de 2017

LA ALAMEDA CENTRAL, EL PRIMER JARDÍN DE LA CIUDAD DE MÉXICO

Redacción Repentina

En la Ciudad de México, existen jardines que representan grandes momentos en la historia de nuestro país, tal es el caso del jardín de Netzahualcóyotl en Texcoco, el Paseo de la Alameda durante la época virreinal y el Parque México, creado después de la Independencia. Aquí nos centraremos en la historia de la Alameda Central. 



Este paseo fue construido en el año de 1592 por el virrey Luis de Velasco, quien solicitó al Ayuntamiento que se creara un sitio de esparcimiento y ornato para la ciudad. Se le dio el nombre de Alameda gracias a los álamos que se plantaron en el terreno. Y con el tiempo se convirtió en el jardín más llamativo y antiguo de América Latina. Durante la época colonial, fue el sitio de recreación favorito de la alta sociedad, por lo que se puso una reja que impidiera el paso de personas de las clases bajas.
La Alameda Central fue el primer jardín y paseo de la capital y a lo largo de su historia ha sufrido grandes cambios. Durante el siglo XIX, se sustituyeron los álamos, a los que debe su nombre, por sauces y fresnos y se secaron las acequias que la rodeaban. Se retiró, además, la barda que la cerraba, lo que la convirtió en un centro de reunión y paseo popular. En 1853 se construyó la fuente central y en 1892, se alumbró con luz eléctrica.
Cabe mencionar que al transcurrir del tiempo la Alameda fue decayendo y sus usos se modificaron. Al finalizar el mandato del Virrey que la mandó construir, la población la usaba como un lugar para que pastaran sus caballos. En otro tiempo, en este jardín se ubicó la hoguera de la Inquisición.

Algunos años más tarde, durante la dinastía de los Borbón en España, Felipe V, encargó que se construyeran varias fuentes y se sembraran nuevos árboles en la Alameda tratando de imitar la belleza de los jardines de Versalles. Además encargó al virrey de la Nueva España que él mismo debería asegurarse de que el jardín se conservara en buen estado. 

Así en 1775, el virrey Carlos Francisco de la Croix ordenó algunos cambios importantes al paseo de la Alameda. Se ampliaron las calzadas laterales con lo que la forma cuadrada que había tenido hasta entonces, se tornó rectangular, además mandó a construir cuatro fuentes nuevas. 
De esta manera y al paso de los años, la Alameda Central se ha convertido en uno de los sitios más importantes de la Ciudad de México. Punto de referencia para quienes la visitan y punto de encuentro de sus habitantes. Un lugar en el que ha quedado plasmada parte de nuestra historia; que lo mismo ha sido visitado y admirado por personajes como Carlota Amalia de Bélgica, esposa de Maximiliano de Habsburgo y ha servido de inspiración para artistas como Diego Rivera.


En este sentido es pertinente revisar el texto que aparece en Repentina junio-julio 2017  donde se trata el tema de los jardines históricos en el paisaje urbano actual. En él se explica que su importancia se debe a dos razones: la primera, que estos jardines generalmente son olvidados y vistos como espacios residuales por lo cual no se les da el mantenimiento adecuado; la segunda, es que los vemos como algo aislado del paisaje urbano, cuando en realidad son parte de él. 

Fotografía: México en fotos, Consultado en: http://www.mexicoenfotos.com/mobile/