Redacción Repentina
Nueva York, la ciudad más poblada de Estados Unidos y la segunda con mayor población del continente, después de la Ciudad de México, es también una de las más atractivas a nivel mundial. Posee una silueta caracterizada por una aglomeración de edificios con variados estilos arquitectónicos. Dentro de la misma, contrastan la elegancia de las fachadas de la zona residencial y la imponente altura de los cerca de 883 rascacielos que componen la metrópolis.
Nueva York, la ciudad más poblada de Estados Unidos y la segunda con mayor población del continente, después de la Ciudad de México, es también una de las más atractivas a nivel mundial. Posee una silueta caracterizada por una aglomeración de edificios con variados estilos arquitectónicos. Dentro de la misma, contrastan la elegancia de las fachadas de la zona residencial y la imponente altura de los cerca de 883 rascacielos que componen la metrópolis.
Manhattan es el distrito más conocido de la
ciudad, al grado de que se ha convertido en característica definitoria de Nueva
York. Su físico impresionante se lo debe
a una restricción de espacio. Se ha visto obligada a crecer hacia arriba porque
no puede hacerlo hacia otra dirección. La isla fue desde el inicio un proyecto
ambicioso de componentes europeos sacados de su contexto original,
reconstruidos y condensados en un nuevo sistema urbano.
Muestra de ello, es la presencia de estilos
arquitectónicos tan disímiles como el Art
Decó del edificio Chriysler o el Empire State y el Neogótico del Woolworth. Gran parte de la superficie
de Manhattan está ocupada por mutaciones arquitectónicas.
Otra muestra de la variedad presente en la
ciudad y que devino en su rasgo característico, es la predilección por la piedra
y el ladrillo como materiales de construcción. Ello le confiere una gran
diversidad de texturas a los edificios; pues, Nueva York fue construida con piedra
proveniente de una gran red de canteras lejanas.
Pero quizá la más grande representación de
lo heterogéneo dentro de Nueva York, sea Central
Park. El mayor paisaje natural hecho por el hombre es prueba del contraste
entre lo construido y lo no construido. Un enorme espacio natural que fue
transformado y se contrapone al paisaje urbano que lo rodea.
Es así que puede considerarse a Nueva York
como una ciudad cosmopolita por su diversidad y contrastes. Mismos que quedaron,
en cierta medida, representados en el proyecto Casa T de Tulum, Quintana Roo.
El inmueble realizado por el despacho Studio Arquitectos, fue diseñado para un
cliente neoyorkino. La idea fue, más allá de traer un pedazo de la ciudad,
interpretar el estilo de vida del citadino en el contexto de Tulum. El
resultado quedó plasmado en una composición de variados volúmenes, formas y texturas que
inevitablemente remiten a aquella urbe. Al mismo tiempo, se nota la influencia
de piezas acostumbradas en las construcciones quintanarroenses, como la utilización
del “piso de pasta” dentro de este proyecto. Todo ello, contribuye a la gran multiplicidad
de elementos que conforman la residencia.
En la Casa T, al igual que en Nueva York, son
representativos la pluralidad y los contrastes. Un claro ejemplo es la
coexistencia de lo natural y lo urbano. En las habitaciones, algunos árboles
irrumpen con sus troncos y se convierten en un elemento más del diseño
interior. Lo verde de la vegetación se conjuga con lo gris del concreto y,
dentro de la discordancia, tal como en Central Park, generan un nuevo paisaje.
Consulta la nota completa en la Repentina Febrero 2015
Fotografia: Cortesía.
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