martes, 17 de mayo de 2016

JUAN ANTONIO TONDA MAGALLÓN, UNA VIDA EN CASCARONES DE CONCRETO

Redacción Repentina.

El pasado 13 de mayo, Juan Tonda Magallón fue homenajeado de forma póstuma en el auditorio del Museo Universitario de Ciencias y Arte (MUCA) de la UNAM, en  el que se congregaron familiares, amigos, colegas y alumnos del arquitecto especializado en cascarones de concreto armado.

El evento fue moderado por el director de la Facultad de Arquitectura, el arquitecto Marcos Mazari Hiriart, que aseguró que el perfil de Tonda se ha perdido, se ha olvidado y es un perfil que se debe preservar.
En la mesa también se encontraban sus hijos, Juan y Concepción Tonda Mazón; la arq. Dolores Martínez Orralde, directora de arquitectura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA); el dr. Alberto González Pozo, el arq. Óscar Hagerman, arq. José Luis Rincón, el arq. Felipe Leal, ex director de la Facultad de Arquitectura y el dr. Juan Gerardo Oliva Salinas.
                                                             Fotografía: Carlos Yáñez 


Cada uno habló de sus recuerdos más preciados sobre el arquitecto Tonda, un hombre multifacético, amante de la arquitectura, el piano, el baile, la filosofía, la historia, el cine y la literatura, y que como padre enseñó a sus hijos lo que significaba tener pasión por su profesión, lo que es ser arriesgado y seguir adelante aun cuando a mucha gente no le gustara su estilo.

Su hijo, Juan Tonda Mazón, fue el primero en recordar, compartió un texto que escribió antes del deceso de su padre, en el que lamentó que una de las obras de Tonda Magallón, el Casino de la Selva de Cuernavaca, haya sido destruida para la edificación de comercios,"es preocupante ver cómo se destruye una cultura en México y observar cómo se va perdiendo la identidad mexicana para transformarse en nuestro vecino del norte", aseguró Tonda Mazón. Recordó las importantes lecciones que su padre le daba, “desde muy pequeño aprendí que hay que tener buena letra, mi padre me enseñó a dibujar y dar volumen a los cuerpos con rayitas, más tarde aprendí a hacer paralelas y perpendiculares…en mi infancia siempre vi planos y aprendí a apreciarlos” comentó Juan.

Tonda Magallón hizo realidad su tesis de una nueva extensión de la arquitectura en su casa, la casa conocida como el El cucurucho de Clavillazo, con abanicos de paraboloides hiperbólicos en los techos, ventanas irregulares y tinacos también con paraboloides, fue un hombre arriesgado y fiel a sus pensamientos.

Durante el reconocimiento al trabajo y vida de Juan Antonio Tonda, la Directora del INBA comentó que el arquitecto la ayudó a comprender la estructura de una obra que buscaba preservar y la motivó en esa causa.

Por su parte, los arquitectos Alberto González Pozo, Óscar Hagerman y Felipe Leal contaron cómo conocieron a Juan Antonio y posteriormente los proyectos en los que trabajaron justos. “Éramos de la palomilla, nos divertíamos hablando de arquitectura y criticando los edificios de cristal que se hacían en ese tiempo en México…Juan, te vamos a extrañar, eras fantástico como tu arquitectura, muy atrevido y con un gran sentido del humor, también como tu arquitectura. Gracias por tu coraje”, añadió Óscar Hagerman.

                                                                                     Fotografía: Alberto Moreno Guzmán

De la misma forma, continuó el arquitecto José Luis Rincón, quien fue alumno de Juan Tonda. Años más tarde, Rincón se convirtió en su asistente, para finalmente dar clases juntos en la especialización de Cubiertas ligeras de la Facultad de Arquitectura. José Luis expresó su admiración por el maestro Tonda y sus mejores recuerdos. “En 1970 le pedí trabajo, muy ilusionado fui a la oficina del arquitecto que hacía cascarones, me dijo ‘¿sabes calcular edificios al sismo?’, yo dije ‘sí maestro, traigo mis apuntes de la escuela’, el maestro me respondió ‘ésto es en serio’… no sabía en ese momento que me acababa de inscribir a un curso personal que duraría 46 años”, concluyó Rincón.

Para finalizar, Concepción Tonda Mazón leyó dos cartas, una que escribió su hermana Josana Tonda y otra que ella redactó para su padre el día que se enteró de su enfermedad.
El dr. Juan Gerardo Oliva Salinas, habló sobre el itinerario del coloquio que forma parte del homenaje al arquitecto Juan Antonio Tonda Magallón.

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