Durante las primeras semanas de la cuarentena a la que nos sometió la pandemia de COVID-19, fuimos bombardeados con un sinfín de notas periodísticas, reportajes y artículos sobre lo que ocurría en todo el mundo; cifras de contagios y muertes actualizándose día con día y muchos otros temas en torno al nuevo coronavirus, pero entre todas esas malas noticias, llegaron algunas que parecían buenas y hasta esperanzadoras: las emisiones de gases y la contaminación en las ciudades empezaron a disminuir.
Debido a la suspensión de actividades no esenciales y el confinamiento de las poblaciones en sus hogares, en las grandes ciudades alrededor del mundo, sectores como el transporte, la industria, la manufactura, entre muchos otros, se vieron disminuidos en su producción. Como sabemos, estos sectores dependen de fuentes de energía no renovables, tales como los combustibles fósiles, principales generadores de emisiones CO2. De este modo, la reducción de dichas emisiones durante algunas semanas, le dio un respiro al planeta. En países como Italia, Reino Unido, Francia y China diversos reportes apuntaron reducciones de hasta 25% en la generación de emisiones de gases de efecto invernadero.
No obstante, no debemos olvidar que la pandemia y la consecuente cuarentena, también han traído consigo fuertes impactos a la economía global y lo que muchos expertos anticipan será una recesión de gran alcance y consecuencias devastadoras para muchos países.
Ante esa apremiante situación, resulta previsible que los gobiernos implementen políticas de recuperación agresivas, que necesariamente pasarán por un aumento acelerado de las actividades industriales y sus respectivas consecuencias ambientales. Un ejemplo de algo similar ocurrió luego de la recesión de 2008. Los sectores industriales aceleraron sus producciones, lo que generó un incremento aproximado de 6.1% en las emisiones; un hecho que se puede repetir si no se toman las políticas ambientales con la importancia que merecen.
En este sentido, la arquitectura puede jugar un papel importante dentro de este cambio. En tanto que los la industria de la construcción equivale a alrededor del 39% de las emisiones a nivel mundial, será sumamente importante que los arquitectos apuesten cada vez más por la sostenibilidad en sus proyectos y se interesen en plantear soluciones realmente comprometidas y destinadas a generar cambios en favor de la sociedad y el medio ambiente.
Fotografías: ArchDaily
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