jueves, 21 de febrero de 2019

EL AGUA EN LOS TOBILLOS. CIUDAD DE MÉXICO

Redacción Repentina


A todos como estudiantes de Arquitectura, nos han enseñado que en la construcción de cada proyecto, sin importar si es a escala micro o macro, el objetivo es alcanzar un ideal sobre el trabajo que realizaremos, ya sea para una persona o a nivel sociedad. Al mirar nuestro entorno urbano actual, nos encontramos con imágenes y noticias de la Ciudad de México, acerca de graves inundaciones en el centro y su periferia; desabasto de agua y deterioro en los diferentes sistemas de distribución hidráulica. Entonces, ¿nuestra ciudad realmente ha alcanzado ese ideal, si constantemente nos vemos con el agua en los tobillos o llamando pipas para suministrar a las colonias más alejadas?

El problema del agua no es reciente, es la consecuencia de un proceso largo que se ha agravado a través de los siglos. De hecho, la historia de la gestión hídrica de México nos relata los problemas, conflictos y las formas como se trató a los acuíferos en bastantes ocasiones. ¿Aciertos? Los mexicas edificaron Tenochtitlán en islotes artificiales sobre los lagos de Texcoco, Chalco, Zumpango y Xochimilco, donde desarrollaron sistemas de cultivo y transporte por los canales. Los españoles fundaron ciudades con puertos amurallados como Veracruz y Campeche. ¿Errores? Después de la llegada de los españoles, entre los diversos lagos que se encontraban en el Valle de México, el de Chalco fue el receptor de basura y desechos, sin considerar el daño que se causaba al ecosistema. Otro factor fueron los intereses de explotación para crear presas y abastecer de agua a la ciudad.

Al reconocer todas estas evidencias históricas respecto a la situación del agua, ¿la estructura de la Ciudad de México depende sólo de arquitectos y urbanistas para brindar soluciones al problema hídrico? La respuesta es no. La población en general tiene implicación en esta problemática, pues envuelve factores socioeconómicos e infraestructura que se creó para dotar de este recurso a la población, así como la facilidad o dificultad con la que se puede obtener este recurso y el uso que se le da. Sin embargo, hay que mencionar que han sido poco eficientes los planes de acción que los urbanistas mexicanos han ideado en tiempos recientes para tratar esta problemática.


La toma de conciencia sobre el uso del agua se ha extendido a múltiples ciudades alrededor del mundo, ya que ha demostrado efectividad en diversos aspectos, tales como mejorar la calidad de vida de las personas, disminuir algunos problemas climáticos, así como beneficios económicos. En este sentido, ¿cómo puede contribuir el arquitecto o el urbanista? Diseñar los diferentes proyectos que propongan soluciones a la problemática del agua, a través de construcciones que impulsen la toma conciencia y educación de la población.


fotografías: Revista Código y ONU-Hábitat 

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