A todos como
estudiantes de Arquitectura, nos han enseñado que en la construcción de cada
proyecto, sin importar si es a escala micro o macro, el objetivo es alcanzar un
ideal sobre el trabajo que realizaremos, ya sea para una persona o a nivel sociedad.
Al mirar nuestro entorno urbano actual, nos encontramos con imágenes y noticias
de la Ciudad de México, acerca de graves inundaciones en el centro y su
periferia; desabasto de agua y deterioro en los diferentes sistemas de
distribución hidráulica. Entonces, ¿nuestra ciudad realmente ha alcanzado ese
ideal, si constantemente nos vemos con el agua en los tobillos o llamando pipas
para suministrar a las colonias más alejadas?
El problema del
agua no es reciente, es la consecuencia de un proceso largo que se ha agravado
a través de los siglos. De hecho, la historia de la gestión hídrica de México
nos relata los problemas, conflictos y las formas como se trató a los acuíferos
en bastantes ocasiones. ¿Aciertos? Los mexicas edificaron Tenochtitlán en
islotes artificiales sobre los lagos de Texcoco, Chalco, Zumpango y Xochimilco,
donde desarrollaron sistemas de cultivo y transporte por los canales. Los
españoles fundaron ciudades con puertos amurallados como Veracruz y Campeche. ¿Errores?
Después de la llegada de los españoles, entre los diversos lagos que se
encontraban en el Valle de México, el de Chalco fue el receptor de basura y
desechos, sin considerar el daño que se causaba al ecosistema. Otro factor
fueron los intereses de explotación para crear presas y abastecer de agua a la
ciudad.
Al reconocer todas
estas evidencias históricas respecto a la situación del agua, ¿la estructura de
la Ciudad de México depende sólo de arquitectos y urbanistas para brindar
soluciones al problema hídrico? La respuesta es no. La población en general
tiene implicación en esta problemática, pues envuelve factores socioeconómicos
e infraestructura que se creó para dotar de este recurso a la población, así
como la facilidad o dificultad con la que se puede obtener este recurso y el
uso que se le da. Sin embargo, hay que mencionar que han sido poco eficientes
los planes de acción que los urbanistas mexicanos han ideado en tiempos
recientes para tratar esta problemática.
La toma de conciencia
sobre el uso del agua se ha extendido a múltiples ciudades alrededor del mundo,
ya que ha demostrado efectividad en diversos aspectos, tales como mejorar la calidad
de vida de las personas, disminuir algunos problemas climáticos, así como
beneficios económicos. En este sentido, ¿cómo puede contribuir el arquitecto o
el urbanista? Diseñar los diferentes proyectos que propongan soluciones a la
problemática del agua, a través de construcciones que impulsen la toma conciencia
y educación de la población.
fotografías: Revista Código y ONU-Hábitat
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