La vivienda de interés social (VIS)
surge con el objetivo de contribuir a mejorar la calidad de vida de las
familias con menos recursos económicos a través del acceso a mejores
condiciones habitacionales y de entorno.

De acuerdo con las
investigadoras de la Universidad Autónoma Metropolitana, (UAM), María
Concepción Huarte y Teresa Esquivel Hernández, las casas de interés social a
partir del año 2000 incumplen con las características de funcionalidad y
necesidades de los habitantes. Es decir, no satisfacen los requerimientos de
espacio y seguridad de las familias, pues son construcciones en masa pensadas
en el costo y no en la utilidad que tendrán, según la opinión de las
especialistas.
Las constructoras y el
gobierno anteponen el costo de las viviendas a las necesidades habitacionales,
pues son construidas para ocupar el mínimo de espacio requerido y al menor
precio, sin importar que para las personas sea casi imposible habitarlas.
En el año 2012 el gobierno
registró la cifra récord de 6.6 millones de viviendas. Esta cifra fue superior
a la meta que se había establecido en el Plan Nacional de Desarrollo 2007-
2012; sin embargo, el dato cuantitativo no corresponde a los resultados
cualitativos.
El sitio en el que se ubican
las viviendas genera la exclusión de familias de bajos ingresos en zonas
urbanas y rurales; es decir, estos lugares se vuelven difíciles de habitar por
su lejanía con los centros de trabajo, escuelas o comercios, los habitantes
pierden de dos a tres horas al día en trasladarse, hecho que resulta
desgastante. Todo hombre, mujer, joven y niño tiene derecho a acceder y
mantener un hogar, con la seguridad de que puedan vivir en paz y con dignidad.

Fotografía: cortesía