Redacción Repentina.
El pasado 13 de mayo, Juan Tonda Magallón
fue homenajeado de forma póstuma en el auditorio del Museo Universitario de
Ciencias y Arte (MUCA) de la UNAM, en el que se congregaron familiares,
amigos, colegas y alumnos del arquitecto especializado en cascarones de
concreto armado.
El evento fue moderado por el director de
la Facultad de Arquitectura, el arquitecto Marcos Mazari Hiriart, que aseguró
que el perfil de Tonda se ha perdido, se ha olvidado y es un perfil que se debe
preservar.
En la mesa también se encontraban sus
hijos, Juan y Concepción Tonda Mazón; la arq. Dolores Martínez Orralde, directora
de arquitectura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA); el dr. Alberto
González Pozo, el arq. Óscar Hagerman, arq. José Luis Rincón, el arq. Felipe
Leal, ex director de la Facultad de Arquitectura y el dr. Juan Gerardo Oliva
Salinas.
Fotografía: Carlos Yáñez
Cada uno habló de sus recuerdos más
preciados sobre el arquitecto Tonda, un hombre multifacético, amante de la
arquitectura, el piano, el baile, la
filosofía, la historia, el cine y la literatura, y que
como padre enseñó a sus hijos lo que significaba tener pasión por su profesión, lo que es ser arriesgado y
seguir adelante aun cuando a mucha gente no le gustara su estilo.
Su hijo, Juan Tonda Mazón, fue el primero
en recordar, compartió un texto que escribió antes del deceso de su padre, en
el que lamentó que una de las obras de Tonda Magallón, el Casino de la Selva de
Cuernavaca, haya sido destruida para la edificación de comercios,"es
preocupante ver cómo se destruye una cultura en México y observar cómo se
va perdiendo la identidad mexicana para transformarse en nuestro vecino del
norte", aseguró Tonda Mazón. Recordó las importantes lecciones que su
padre le daba, “desde muy pequeño aprendí
que hay que tener buena letra, mi padre me enseñó a dibujar y dar volumen a los
cuerpos con rayitas, más tarde aprendí a hacer paralelas y perpendiculares…en
mi infancia siempre vi planos y aprendí a apreciarlos” comentó Juan.
Tonda Magallón hizo realidad su tesis de una nueva
extensión de la arquitectura en su casa, la casa conocida como el El cucurucho de Clavillazo, con abanicos
de paraboloides hiperbólicos en los techos, ventanas irregulares y tinacos
también con paraboloides, fue un hombre arriesgado y fiel a sus pensamientos.
Durante el reconocimiento al trabajo y vida de Juan
Antonio Tonda, la Directora del INBA comentó que el arquitecto la ayudó a
comprender la estructura de una obra que buscaba preservar y la motivó en esa
causa.
Por su parte, los arquitectos Alberto González Pozo, Óscar Hagerman y Felipe
Leal contaron cómo conocieron a Juan Antonio y posteriormente los
proyectos en los que trabajaron justos. “Éramos de la palomilla, nos
divertíamos hablando de arquitectura y criticando los edificios de cristal que
se hacían en ese tiempo en México…Juan, te vamos a extrañar, eras fantástico
como tu arquitectura, muy atrevido y con un gran sentido del humor, también
como tu arquitectura. Gracias por tu coraje”, añadió Óscar Hagerman.
Fotografía: Alberto Moreno Guzmán
Fotografía: Alberto Moreno Guzmán
De la misma forma, continuó el arquitecto José Luis Rincón, quien fue alumno de Juan Tonda. Años más
tarde, Rincón se convirtió en su asistente, para finalmente dar clases juntos
en la especialización de Cubiertas
ligeras de la Facultad de Arquitectura. José Luis expresó su admiración por
el maestro Tonda y sus mejores recuerdos. “En 1970 le pedí trabajo, muy
ilusionado fui a la oficina del arquitecto que hacía cascarones, me dijo ‘¿sabes
calcular edificios al sismo?’, yo dije ‘sí maestro, traigo mis apuntes de la
escuela’, el maestro me respondió ‘ésto es en serio’… no sabía en ese momento
que me acababa de inscribir a un curso personal que duraría 46 años”, concluyó
Rincón.
Para finalizar, Concepción Tonda Mazón
leyó dos cartas, una que escribió su hermana Josana Tonda y otra que ella redactó
para su padre el día que se enteró de su enfermedad.
El dr. Juan
Gerardo Oliva Salinas, habló sobre el itinerario del coloquio que forma parte
del homenaje al arquitecto Juan Antonio Tonda Magallón.